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martes, 12 de abril de 2011

Secretos Compartidos. Capítulo 1

Un beso, una mirada, una caricia, una sonrisa, un “Te quiero”. Gestos, momentos y situaciones tan cotidianas en mi vida como ir a comprar pan para cualquier humano. Y ese era el problema, que a pesar de ser partícipe de ellas todos los días, nunca las había experimentado de verdad. Para mí todos esos movimientos eran pura diversión, aunque también por necesidad a veces. Engatusar a inofensivas chicas y beber su sangre, siempre igual, incluso podía llegar a aburrirme. Al convertirme en vampiro había cerrado ese camino, había eliminado los sentimientos y, precisamente, el que más evitaba era el amor. Tener aprecio por alguien en una vida en la oscuridad no servía de nada, es más, empeoraba todo. Pero el estar rodeado de “amor” hacía que esa caja donde todo estaba se hiciera más grande y, por lo tanto, era más difícil mantenerla cerrada, y eso era frustrante. Pero lo que era aún peor que esa frustración, lo que realmente hacía que me sintiese así, era el recordar. El recordar mis últimos días como humano, mis últimos días de sentimientos, mis últimos días con Katherine, porque, aunque ella nunca hubiese sentido nada por mí, yo sí lo había sentido. Por primera y última vez. Pero no podía permitirme abrir esa puerta. No era el lugar ni el momento adecuado. Deseaba poder escapar de aquí, volver a acorazar ese corazón mío tan viejo y lleno de polvo, pero a pesar de viejo, poco usado. Dejar la filosofía y volver a la rutina. Seducir a chicas y beber su sangre, quizás incluso distraerme con ellas de vez en cuando. Pero no podía, porque otra parte de mí, esa nueva parte descubierta al quitarle las cadenas y los barrotes a mis sentimientos, me obligaba a quedarme. Por lealtad a Stefan, por amor a Elena. Elena. ¿Qué me había hecho? ¿Es porque se parece a Katherine por lo que me siento atado a ella? No. Ella no se parece en nada a Katherine, de hecho es el polo opuesto, sin contar el físico, por supuesto. “Huye, vete de aquí, escapa y sigue con tu vida”- Decía una vocecita en mi cabeza. Sin embargo, otra replicaba: “¿Huir? ¿Estás loco? ¡Ese no es tu estilo! Damon Salvatore nunca huye, sino que afronta lo que se le ponga por delante” Una tercera voz, susurraba en un rincón de mi mente: “¿Qué más da si es tu estilo o no? Debes hacer lo que sea mejor para ti, lo que te haga feliz. ¿Qué es lo que te hace feliz, Damon? ¿Qué qué me hacía feliz? ¡Já! Esa era una buena pregunta a la que, por supuesto, no podía responder. ¿Mi estilo? Esa también era una cuestión a discutir, mi estilo había cambiado bastante desde que llegué a Mystic Falls. Aquí había arriesgado mi vida por alguien que no era yo. Aquí me había hecho amigo de una bruja. Aquí había dejado que me mandasen. Aquí me había llevado bien con mi hermano. Este lugar me había ofrecido un hogar, algo que no había tenido en mucho tiempo. Intenté reprimir un suspiro sin demasiado éxito. La vida (eternidad en mi caso) te hacía pensar, dándote a elegir entre varios caminos, y nunca te daba una pista por mucho que la suplicases, por eso yo nunca la había pedido. Nunca me había gustado pedir ayuda, era demasiado orgulloso, pero ahora la necesitaba. El timbre. ¿Quién demonios podía ser? No esperaba a nadie y tenía serias dudas de que alguien quisiera hacerme una visita por gusto. Ding-dong. Me levanté aún dentro de la bañera y me enrollé una toalla a la altura de la cadera. Seguía muy mojado y tenía espuma por todo el cuerpo, así que agarré otra toalla y me fui secando el pecho y los brazos mientras bajaba las escaleras. El timbre sonó por tercera y cuarta vez. Mi visitante se estaba desesperando. Abrí la puerta distraído, aún en mis pensamientos. Un jadeo hizo que por fin me concentrase en la menuda figura que se erguía delante de mi puerta. Una chica me miraba asombrada, casi con la boca abierta, lo que me hizo sonreír. Este era el tipo de cosas que hacían que volviese a tener ánimo. Y, para mejorar todo, la chica era muy guapa. Tenía el pelo rubio, casi plateado. Los ojos eran grises, escondidos por unas espesas pestañas negras. Tenía la tez blanca, como la porcelana. Seguramente sus venas serían más que visibles pero, por suerte, el pelo las ocultaba. Pareció darse cuenta de que yo esperaba que ella reaccionara, así que comenzó a hablar rápidamente: -Esto... ¡Hola! Me llamo, Sam, bueno, Samantha en realidad. Me mudo a Mystic Falls...Vale, no creo que eso te importe... ¡A lo que iba! Es que venía por el camino del bosque cuando me quedé sin gasolina...Tu casa fue lo primero que encontré.-Las palabras salían a trompicones de su boca y apenas las terminaba. Respiró un momento y, tras mirarme un instante, prosiguió- ¿No tendrás por casualidad algo de gasolina? Por supuesto te lo devolvería. O quizás podrías decirme dónde hay una gasolinera... La observé con cuidado, su cara era una mezcla entre vergüenza e inquietud, parecía prácticamente una niña pequeña asustada, aunque no sabía que la atemorizaba, ¿sabría ella que yo...? No fui consciente de cuando mis palabras salieron a la superficie: -¿Te ocurre algo? -Ya te lo dije... la gasolina... -No, no me refería a eso. Es que pareces nerviosa. - Ah, bueno...Que estés medio desnudo no me ayuda, la verdad. Además me dan un poco de miedo los bosques. -¿Y cuál de las dos cosas te inquieta más? -Yo...eh... Bueno, creo que posiblemente la segunda.- Una sonrisa afloró en su rostro.- No te ofendas. ¿Entonces tienes la gasolina o no? -No, pero puedo llevarte a la ciudad a por ella. De todos modos tengo que ir a buscar a alguien... -¿Y piensas ir así? -¿Te molestaría? -No creo que ir por ahí con un tío desnudo sea muy bueno para la primera impresión de los vecinos sobre mí. -Bah, supongo que solo alimentaría la mía. -Aún así, prefiero no arriesgarme. Entonces, ¿me llevarás? -Ya te dije que sí. Pasa adentro, iré a vestirme. -------------------------------------------------------------------------------------- Hola!! ¿Qué tal todo? Bueno, como ya dijo Susan, soy la nueva administradora del blog. Estoy un poco nerviosa, ya que no se si les gustara el principio de la historia o no. Si les ha gustado genial! Estare muy contenta, y lo estaria aun mas si dedicasen un minutito en hacermelo saber por un comentario. Si no les gusta o ven errores tambien me encantaria que me lo hiciesen saber, todo es admitido! =) Bueno, mejor me voy callando. Un abrazo a todas! Julia (o Jules, July.... =P)